Ruta Urbana "Almorox, villa con encanto"
Almorox, villa con encanto es el nombre de esta ruta cultural-urbana que recorre las calles del municipio. Reyes pisaron sus adoquines y personajes ilustres durmieron en sus casas. Durante el recorrido el visitante se adentrará en la historia, cultura, gastronomía, fiestas locales y tradiciones que durante siglos se han forjado. Conocerá la historia de los monumentos más representativos, el color de sus fiestas y los secretos de sus calles. Podrá disfrutar del carácter afable y hospitalidad de los almorojanos y ampliar información sobre las distintas rutas que abarcan todo el término municipal donde poder disfrutar del maravilloso entorno natural que ofrece su espectacular pinar y sus senderos y caminos.
La villa de Almorox es un municipio toledano situado en el límite con la Comunidad de Madrid. Pertenece a la Comarca de Torrijos y dista 64 km de Toledo, con una extensión de 45 km2 en un valle formado por las ramificaciones de la Sierra de Gredos en la cuenca del río Alberche.
Su nombre es de procedencia árabe, Al Muruy, que significa “los prados”. No se conocen datos sobre la fecha de su fundación que podría remontarse a la época romana si se tienen en cuenta los restos existentes de esta cultura, que algunos cronistas datan de la Carpetania-romana.
El sitio de Almorox ha visto pasar momentos álgidos y declives a través de su historia, recompensada por su valentía y lealtad unas veces y menospreciada otras, es villa independiente desde los albores de la Edad Moderna con Felipe II como rey. Su nombre cobra una especial relevancia cuando aparece en la obra anónima de "La vida de lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades" en el episodio de las uvas.
Esta ruta no es la única que pasa por estas calles, sino que también parten de ella rutas naturales y una etapa del Camino de Santiago.
Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo de ellas en limosna ...
-Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partillo hemos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabamos, y de esta suerte no habrá engaño.
Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres.
- No comí - dije yo -, más ¿por qué sospecháis eso?
Respondió el sagacísimo ciego:
- ¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.